viernes, 9 de diciembre de 2011

Quiero tus caricias, porque sé que aún existen.

Porque me hiciste daño, porque hiciste temblar mi piel y zumbar de vértigo mis pies.
No fuiste el amor primero, ni quizás, tampoco, el más deseado, pero algo imprescindible.

Tampoco fuiste el que más me quiso, ni el que mejor me trato.
Tu recuerdo sigue intacto.
Tu ausencia marca los segundos en el tiempo y el oxígeno en el aire.
Quizás me alimenté de ti por mucho tiempo, o quizás nos devoramos vivos como fieras.
Jamás pensamos nunca en el invierno, pero el invierno llega aunque no quiera.
Sangraste mi piel con tus desgarradoras caricias, heriste a mi cuerpo con tus pocas ganas de querer.
Quizás eche de menos tus insultos, tus desprecios, tu mala manera de querer, la forma en la que me hiciste daño, la manera en la que me dabas la vida para después arrebatármela.
No supiste quererme y por eso con maleta en mano, te dije todo esto se ha acabado.
Quiero tus caricias porque aún existen, celebro tu ausencia aunque me rompa en pedazos.
Arráncame el alma, me duele pero ya me he acostumbrado.

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